La incorporación de criterios éticos,
sociales y ambientales en el proceso de toma de decisiones de inversión,
además de los tradicionales criterios financieros, experimenta una tendencia
creciente. Las cuestiones ambientales, sociales y de gobierno corporativo
(ESG, en inglés) brindan a los inversores un cuadro más completo de una
compañía y su capacidad para lograr beneficios a largo plazo.
Aún no hay un consenso sobre las
métricas a utilizar para evaluar la actuación de una compañía en materia
sostenibilidad, ni criterios establecidos para obtener esa información y
evaluar el desempeño corporativo en aspectos intangibles o “extra
financieros” como capital humano, gestión del riesgo, marca, huella de
carbono o capacidad de innovación, aspectos que no pueden evaluarse con un
análisis financiero puro.
Sin
embargo hay casos interesantes como el de Bloomberg, un referente en el
sector, que ya dispone en sus pantallas de métricas ligadas a la
sostenibilidad a partir de información pública de las compañías. Ofrecen a
los analistas financieros 101 indicadores ESG en sus terminales de
datos en los que se pueden consultar aspectos medioambientales (E) como
emisiones de C02, consumo de energía y de agua, gestión de residuos,
reciclado de productos; aspectos sociales (S) que integran indicadores de
gestión de los empleados, rotación, formación, inversión en la comunidad,
políticas éticas o derechos humanos; en cuanto a la gobernanza (G) se
incluyen datos relacionados con la estructura del Consejo, políticas de
cambio climático o biodiversidad, costes de formación en RSC o de
verificación del desempeño.
Por
su parte, el 30% de los 100 mayores gestores de fondos de inversión
mundiales, incluido el gigante BlackRock, tienen en cuenta para confeccionar
sus carteras los principios de sostenibilidad de las empresas, las
previsiones sobre el impacto ambiental, social y el buen gobierno de sus
negocios allí donde se desarrollan.
En
España, cada vez más firmas de capital riesgo incorporan las cuestiones ESG
por su incidencia en la rentabilidad de las inversiones y en el acceso al
capital. Se ha publicado recientemente la Guía de Inversión Responsable para
el sector Private Equity, elaborada por la Asociación Española de
Entidades de Capital Riesgo (Ascri) y PwC, en la que se analiza cómo mitigar
riesgos, ahorrar costes, reducir impactos e identificar oportunidades de
negocio al tomar en consideración los aspectos ESG en cada una de las fases
del proceso de una inversión.
Esta
tendencia revela como los inversores comprenden que las compañías que gestionan
su negocio atendiendo a aspectos de carácter ético, ambiental y social están
mejor gobernadas y gestionadas y tienen, por lo tanto, más probabilidades de
éxito.
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