Fuente: Tomado del libro
Ampliando espacios para la creatividad. Memorias del Primer Congreso
Internacional de Creatividad. Pontificia Universidad Javeriana, Departamento de
Psicología, Colciencias. Publicaciones U. Javeriana, 1992
Desde la esterilidad de la certeza hacia la fecundidad de la
incertidumbre
Si hay alguna cosa
en la cual hay consenso en este congreso, es en que el mundo se está
deteriorando: las ciudades son cada vez más feas, más sucias, más agresivas,
con más tensión, más stress, más criminalidad. Nuestra naturaleza está cada vez
más deteriorada y agredida. Crecen los desiertos. Se destruyen selvas
extraordinarias e importantes para la supervivencia de tantas especies de este
planeta. Cientos de miles de personas fallecen a causa de desastres naturales,
por cierto no de origen natural sino humano. Solamente en su última expresión
son una manifestación de la naturaleza. Cientos de miles de personas mueren
de hambre y esto se transforma en una fría información estadística, porque
seguimos comiendo, seguimos durmiendo, seguimos viviendo nuestra cotidianidad.
Estamos en una
especie de mega-crisis. Sabemos que es una situación muy difícil de aprehender
y de describir, pero conocemos que está ahí. Al constatar este hecho, un
planeta que empeora en tantos aspectos y que crea tantas ansiedades y
angustias, nos enfrentamos inevitablemente a una pregunta:
¿Por
qué hemos creado este tipo de mundo?
La búsqueda de una
respuesta me ha preocupado por mucho tiempo, tanto desde mi sitial de
economista y científico como desde el de músico, o sea como persona
comprometida en la creación con el mundo del arte. Después de mucho pensar y
desarrollar hipótesis alternativas (ninguna de las cuales me satisfizo por
completo), compartiré con ustedes la última hipótesis a que he llegado,
producto de las mejores ideas que tengo durante el año. Estas ideas me vienen a
la cabeza casi siempre en febrero, que es cuando me escondo, sin poder ser
alcanzado por nada ni por nadie, en una casa que tengo en un lago muy al sur de
Chile en medio de un bosque nativo, sin teléfono, sin fax, sin periódicos, sin
que haya siquiera camino para que alguien llegue a mi casa, a no ser navegando.
UNA BOFETADA A LA INTELIGENCIA
Allá es donde nacen las ideas que me
dan trabajo por los once meses restantes del año. La última que tuve,
reflexionando en torno al problema planteado, es esta: “si hemos logrado
construir un mundo tan crítico como el actual, es porque somos seres
inteligentes”. Puede ser un golpe al plexo para todos, porque siempre hemos
estado orgullosos de nuestra inteligencia. Y claro, hay muchos motivos de
orgullo. Pero veamos qué significa ser inteligente, y a lo mejor descubrimos
algunas paradojas que nos van a iluminar un poco.
Todo ser inteligente, por el hecho
de serlo, al enfrentar un problema en su entorno se dedica a corregirlo, nunca
a adaptarse a él. Esto quiere decir que somos seres inteligentes con capacidad
de manipulación física. La combinación de inteligencia con capacidad de
manipulación física, da como resultado material un entorno adaptado a nuestros
deseos y necesidades.
Toda acción, como lo es el hecho de
corregir el entorno, es por definición una acción local. No existe nada que se pueda
definir como acción colectiva. Toda acción es local, y por ese hecho mi
percepción es local, yo sólo percibo
aquello sobre lo cual estoy actuando en directo. A lo que apunto es a que
cuando combinamos inteligencia y capacidad de manipulación, en términos de
acción, dejamos de percibir totalidades y sólo percibimos fragmentos. Y ahí
comienza la primera parte de un posible peligro.
Durante muchos
siglos de nuestra evolución hemos sido seres inteligentes que recurrimos a
nuestra capacidad de manipulación física. Esta capacidad de manipular y de
actuar en forma local y fragmentada, se consolida y legitima intelectualmente
con la revolución científica, sobre todo a partir de Roger Bacon y Descartes,
quienes concibieron al ser humano fragmentado.
Un ser humano que se fragmenta para conocer
mejor el mundo, que fragmenta la realidad en pedazos y la vuelve a armar con el
objeto de conocerla, que no sólo se fragmenta intelectualmente sino que de
hecho fragmenta su vida. La evolución se plantea entonces en términos de un ser
que en la edad media integraba todo, trabajo, diversión, enseñanza, salud etc.
alrededor de un núcleo familiar ampliado, a un ser que se fragmenta al punto de
tener un lugar donde trabaja, otro lugar donde duerme, otro donde se divierte,
otro donde se educa, otro donde va a sanarse cuando se enferma, y así
sucesivamente. Primero descubrió el trabajo, y después invento una cosa que se
llama empleo.
Hablo de un hombre que organiza su sociedad en
términos fragmentados. Para los problemas financieros hay un ministerio de
finanzas, para la agricultura un ministerio de agricultura, para la enseñanza
un ministerio de educación etc. Es decir, se consolida un ser fragmentado. Ello
conduce a que todas sus formas de percepción y de relación con el mundo sean
exclusivamente locales, con lo cual perdemos por completo la capacidad
primitiva de captar totalidades.
Este tipo de fragmentación estimula
aún más el desarrollo de nuestra inteligencia. A medida que evolucionamos vamos
perfeccionando (si es que lo perfeccionamos) nuestro lenguaje. Nos hemos
convertido en seres con un lenguaje complejo. Como resultado de la utilización
de ese lenguaje somos capaces de describir situaciones, eventos, objetos,
procesos. Es más, podemos explicarlos. A medida que hemos ido describiendo y
explicando aquellas cosas que nos excitan de la realidad, hemos ido aumentando
nuestro conocimiento, hemos ido haciendo ciencia.
Es decir, hemos ido creando en esos ámbitos del conocimiento. Han pasado 400 años desde la
revolución científica. Confrontados de nuevo con ese tipo de mundo que he
comenzado por describir, quedamos desconcertados al tomar conciencia del
extraordinario aumento de nuestro conocimiento frente al incremento de un mundo
caótico y descontrolado. ¿Cómo pueden
consolidarse estas dos realidades, por simple lógica, antagónicas? ¿Cómo es posible que con tanto conocimiento,
tanta ciencia y tanta tecnología, el mundo resultante sea tan catastrófico?
DESCRIBIR vs. COMPRENDER
Pienso que ello
obedece al hecho de que hemos cometido en forma sistemática, durante 400 años,
un error. Ese error consiste en creer que describir mas explicar, es igual a
comprender y comprender es otra cosa. Es más, quisiera colocar
una segunda banderilla diciendo que sabemos mucho, muchísimo, tal vez todo lo
que es necesario saber, pero comprendemos muy poco, o casi nada.
Si este mundo está como está, tal vez se deba a
que estamos viviendo una realidad que necesita ser comprendida, más que ser
conocida. Pero nosotros insistimos en acumular más conocimientos sobre ella y
rehuimos todo esfuerzo por comprender. ¿Por qué digo que describir y explicar
es distinto de comprender? El describir y el explicar es parte del
conocimiento, y el conocimiento es el reino de la ciencia. El
comprender, en cambio, es algo mucho mas profundo, y no tiene que ver con la
ciencia, sino más bien con la percepción profunda, o sea con la capacidad de
iluminación.
AI Ilegar a este punto quisiera
traer a colación mi ejemplo predilecto: supongamos que usted ha estudiado todo
lo que se puede estudiar, desde una visión teológica, sociológica, psicológica,
biológica y hasta bioquímica, de un fenómeno que se conoce con el nombre de
"amor". Es decir, usted es una persona experta en el tema amor. Ha
escrito libros, ha dictado conferencias, sabe todo lo que se puede saber sobre
el amor. Pero nunca va a comprender el amor a menos que se enamore. Comprender
el amor no es algo que se pueda aprender. Es algo que sólo se puede vivir.
Nadie podrá comprender el dolor mientras no lo sufra, así se lo hayan descrito
de mil maneras.
Lo que estoy diciendo es que sólo
podemos comprender aquello de lo cual somos capaces de formar parte. Aquello
con lo cual somos capaces de integrarnos. Aquello que somos capaces de penetrar
en profundidad. De ahí entonces que difícilmente podemos comprender un mundo
del que, para estudiarlo, nos hemos separado de él a propósito. Del que
acumulamos todos los conocimientos posibles pero no podemos comprender. Estamos
convencidos de que "yo estoy aquí y fuera hay una cosa que se llama
naturaleza". O yo estoy aquí, mientras afuera, por allá, hay algunos que
se Ilaman pobres. O yo estoy aquí y afuera hay enfermedad. Mientras prevalezca
ese tipo de actitud, los predicamentos del mundo actual inevitablemente empeoraran.
EL PROBLEMA ESTA EN EL
PROBLEMA
En el mundo del describir y el explicar,
que es el mundo del conocimiento y por lo tanto le corresponde a la ciencia,
estamos acostumbrados a detectar problemas y diseñar soluciones. Tanto es así,
que cualquier cosa que nos perturba la identificamos de inmediato como un
problema que debe ser resuelto. Es el impulso natural de nuestra domesticación
a partir de la revolución científica, a partir de la concepción de un ser
humano fragmentado. Es obvio que el daño ecológico y la contaminación ambiental
son problemas que debemos atacar. El hambre es un problema que precisa
solución. Esto es perfectamente legitimo si permanecemos en el ámbito del
conocimiento. Pero si queremos entrar al ámbito del comprender, ya no se trata
de plantear problemas y buscar soluciones. En el mundo del comprender no hay
problemas. Hay transformaciones de las cuales somos parte, sin que nos podamos
retirar. Solo hay problema cuando me desprendo de aquello que identifico como
problema. Cuando soy parte de él no hay problema, sino transformación integral
y completa. Y esa tengo que aprender a vivirla y convivirla, para desde dentro
ser capaz de influir en los procesos de transformación, algo muy distinto a
resolver problemas.
El esfuerzo por comprender, en los términos que
he utilizado, es en sí un profundo acto creativo. El acto creativo comienza
cuando me integro con, cuando soy
parte de, cuando penetro profundamente algo, y sobre todo si lo penetro con
amor, es decir con el deseo de potenciarme sinérgicamente con ello.
Comprender es un acto profundamente creativo.
Hay gente que sabe hacer poesía, hay otros que son poetas. Hay gente que sabe
hacer música hay otros que son músicos. Hay gente que hace ciencia, hay otros
que son científicos. Hay quienes hacen el amor, y hay quienes aman.
No hay nada malo en hacer poesía ni en hacer el
amor. Lo que es malo es quedarnos solamente en el hacer, sin nunca Ilegar a
ser. Y sólo podemos Ilegar a ser cuando hacemos un esfuerzo por dejar de estar
fragmentados y nos integramos con amor a aquello con lo cual queremos
potenciarnos como seres humanos. Podríamos decir, entonces, que el que
comprende es el que hace y es.
LOS DUENDES SI EXISTEN
Cuando me refiero a la realidad, no hablo de la
que tantas veces ha pretendido explorar una ciencia mal hecha y mal
comprendida. La realidad son muchas realidades que funcionan como mundos
paralelos.
Una muy talentosa y joven periodista
colombiana, hace unos años me hizo una de las mejores entrevistas que recuerdo.
Allí ella me preguntaba si acaso yo creía en Dios. Yo le conteste:
"Es algo que me preocupa
profundamente y que aún no he resuelto. Pero si me preguntara si acaso creo en
los gnomos y en los duendes, le digo que sí. Sin ninguna duda. Porque me consta
que existen. Me consta la existencia de mundos paralelos, mundos mágicos,
porque lo son, pero mágicos en un sentido muy profundo y muy hermoso, no
mágicos en el sentido de lo trivial".
Nuestra
formación inteligente y nuestra sociedad formalmente inteligente, se preocupan
para que lo antes posible y a la mayor brevedad el niño pierda los contactos
con todos esos mundos paralelos. Si no lo han hecho (hay muchas mamás aquí que
me van a comprender), pongan un niño de año o año y medio en una pradera, solo,
sentadito en un día bonito, sin que se sienta observado. Ustedes verán que
manoteara y hará gestos, pero es muy probable que de repente fije su atención
en algo, y que de pronto se inicie un verdadero diálogo con ese
"algo" que es un mundo real con el cual él está en contacto, pero que
nosotros ya no vemos ni sentimos, a menos que hagamos un esfuerzo por
restablecer las relaciones con ese mundo.
No sólo me comprenderán las madres,
sino todo aquel que entiende que la única posibilidad de ser poeta es no haber
cortado el cordón umbilical con los mundos paralelos. El poeta, el creador
verdadero, es aquel que nos revela verdades que nos parecen sorprendentes, que
nos dejan atónitos, que nos dan respuestas profundas, porque no son sólo de
aquí. Son de aquí y de allá. Recuperar el contacto con esos mundos paralelos
implica un esfuerzo por comprender, lo cual es un acto creativo. Y repito: No hay un acto creativo profundo que ocurra
en un sólo mundo. La creación es un compromiso con varios mundos.
CAPACITACION NO ES IGUAL A CONSTRUIR FUTURO
En la medida en que somos parte de
la fragmentación de nuestra sociedad, hacemos esfuerzos por mejorar las cosas.
Constatamos que estamos débiles en creatividad, y concluimos que es necesario
hacer algo por los lados de la
educación. Y ahí caemos en otra enorme trampa, porque la
educación tiende a reducirse a capacitar de una u otra manera a las personas. Y
digo capacitar para no utilizar algo mucho mas fuerte, que sería adoctrinar.
Suponemos que es tremendamente positivo
capacitar. Están de moda los centros de capacitación, grupos y cursos de
capacitación, etc. Estamos convencidos de que el acto de capacitar es bueno y
necesario. Eso esta muy bien y no tengo nada contra la capacitación. Lo
que sí tengo es algo en contra de atribuirle a la capacitación lo que no es.
Para decirlo en términos muy duros, una persona capacitada es un mal
computador. Generalmente un computador puede hacerlo mejor. Si se hace el
software requerido, yo puedo capacitar mejor a un computador que a cualquier
persona. ¿Por qué? Porque el capacitar, en la forma como normalmente se hace,
esta dirigido a sólo un fragmento de la persona, a desarrollarle ciertas
habilidades para hacer determinadas cosas. Si sólo se pretende eso y así se
entiende, la capacitación es correcta. Pero si se cree que la capacitación es
más estamos en un grave error, y permítanme ilustrar por qué.
Un gran amigo me contaba hace unos meses que
después de trabajar año y medio en tratar de desarrollar un programa de
computador que pudiera leer manuscritos, concluyó que era un esfuerzo
absolutamente imposible. La razón por la cual es y será imposible enseñarle a
un computador a leer o interpretar un manuscrito, es esta: el computador es un
instrumento analítico binario que obedece a una lógica primitiva que no le
permite captar lo que puede captar un ser humano, y que podríamos identificar
como la Aicidad de todas las A. Hay algo que todas la A tienen, no importa cómo
uno la escriba. O
la Beicidad de todas las B: sin importar el tipo de letra, si la escribo en
mayúscula o minúscula, hay algo que tienen todas las B. Es eso lo que no puede
leer un computador, porque solo se puede captar holística y no analíticamente.
Tanto es así, que nadie puede explicar en que consiste la Aicidad de todas las
A. Si pudiésemos explicarlo, podríamos programar el computador.
LA VOZ DEL SILENCIO
La capacitación, la educación como la
impartimos, no es holística. Es fragmentada, por la sencilla razón de que la
hacemos a través del lenguaje hablado o escrito. y con esto acabo de plantear
algo nuevo: que los atributos más esenciales de las cosas no se pueden explicar
a través del lenguaje hablado. Ni siquiera el poeta lo puede hacer. Puede
hacernos intuir realidades y cuando el poeta no las puede decir y quiere
comunicarlas, a lo que nos induce es al silencio. Porque a través del silencio
si las podemos captar. El silencio es la otra forma, la forma no utilizada de
nuestro lenguaje total. Me atreverla a agregar que el atributo más bello que
tiene el lenguaje, es que le da sentido al silencio.
Si no hubiese lenguaje, nada
significarían los silencios. Si los silencios significan algo, es porque nos
permiten penetrar en los misterios de las cosas.
Y otra vez recurro a los enamorados. ¿Cuánto se dicen dos enamorados en una
hora de silencio, frente a un hermoso paisaje tomados de la mano? Nada podría
perturbarlos mas que un lenguaje hablado. Se están comunicando profundamente,
del mismo modo que se comunica la madre con su hijo a través del pecho, en el
silencio.
Segunda condición, entonces, para el
acto creativo: ser capaces de vivir en estos otros dos mundos paralelos, como
son el lenguaje y el silencio. Pero vivimos en un mundo que le tiene pánico al
silencio. Se hace cualquier cosa para tapar el silencio. Entramos a espacios
construidos y alguna musiquilla asexuada tiene que estar sonando por alguna
parte. Se ha Ilegado al extremo del Kitsch, cual es el de Ilamar por teléfono y
al otro lado escuchar, mientras esperamos a nuestro interlocutor, un sonido
entubado y enlatado que pretenden hacer pasar por música.
Comprender es recuperar la
capacidad de trabajar con el silencio.
La tercera reflexión surge de la
toma de conciencia de que durante mi vida, presumo que siempre de buena
intención, me engañaron sistemáticamente. Casi todos los buenos consejos que me
dieron resultaron malos, particularmente aquellos que tenían que ver con
virtudes. Gran parte de la aplicación de esas virtudes me resultaron bastante
catastróficas. En vez de integrarme a
este mundo ayudaron a que me separara cada vez más de él, hasta que reaccioné, por fortuna a una edad
relativamente temprana.
¿COLÓN DESCUBRIO AMERICA?
Una de las cosas que me dijeron (y
que todavía le dice el papá a su hijo), es que hay que tener las cosas claras.
Saber a dónde vamos.
"Si no
sabes a dónde quieres Ilegar, te va a ir pésimo”
Pero resulta que la verdad es exactamente al
revés: toda persona que sabe exactamente a dónde va, es precisamente la persona
que nunca descubrirá nada. El que sabe a dónde va sólo tiene dos obsesiones: el
punto de partida y el de Ilegada. Todo lo que hay en el medio es un estorbo que
debe superar lo antes posible. No esta "capacitado" para comprender
que toda la aventura de la vida, toda la posibilidad de descubrimiento esta
justamente en lo que se percibe como estorbo.
¡Qué caso más dramático el que se
recordará el próximo año! ¡Cristobal Colón murió sin haber descubierto a
América! iTan seguro estaba de a dónde iba, que no descubrió lo que tenía que
haber descubierto!
DERIVAR EN ESTADO DE ALERTA
He Ilegado a la conclusión de que quien quiere
comprender, quien quiere descubrir los mundos paralelos, quien quiere trabajar
cómo ser completo con el lenguaje y el silencio, quien quiere vivir verdaderamente
una vida que sea aventura, debe aprender a navegar a la deriva, pero en estado
de alerta.
Cualquiera de nosotros que sepa
navegar conoce la importancia de derivar (término de navegación que alude a
"estar a la deriva") y sabe de lo absurdo que es fijar a matacaballo
un rumbo. También sabe que derivando, en alerta, viendo cómo vienen los vientos
y las olas, es como uno se integra y goza y descubre. He dicho muchas veces que
la aventura no se la tiene en un trasatlántico sino en un velerito, donde se
puede andar a la deriva en estado de alerta, que no es lo mismo que dejarse
Ilevar por la corriente.
Mucha gente dice, porque le han contado, que
Alexander Fleming descubrió la penicilina por casualidad. Él estaba haciendo un
experimento en un cultivo, y se fue una tarde del laboratorio para su casa.
Había encima cultivos de otros experimentos. En la noche llegó el aseador y con
el plumero o que sé yo, botó un cultivo encima de otro. El tipo se asustó, claro y volvió a poner las cosas en su
orden, pero ya se habían mezclado los dos cultivos. AI día siguiente Ilegó
Fleming a su laboratorio y vio que habian derramado su cultivo encima del otro.
¿Qué es lo que, ipso facto, hace una persona que sabe a dónde va? Arma un
escándalo del porte de un buque, hace que echen de inmediato a ese cretino,
monta en cólera, insulta a medio mundo.
Pero Alexander Fleming no
sabía a donde iba. Se hallaba a la deriva, en estado de alerta. Se puso a
estudiar lo que había ocurrido y dijo: "Caramba, aquí hay algo muy
curioso", y esa curiosidad lo Ilevó al descubrimiento de la penicilina. Y yo
pregunto: ¿Fleming descubrió la penicilina por casualidad? ¡Claro que no! ¡La
descubrió porque era Alexander Fleming! Nadie más la habría descubierto, sólo
él, porque sabía andar a la deriva en estado de suprema alerta. Eso es acto
creativo.
Esto significa también andar a la
deriva dentro de nosotros mismos, para descubrir nuestro interior. Porque no
somos seres completos si únicamente descubrimos a los demás. Tal vez el más
grande desafío está en la capacidad de descubrirnos a nosotros mismos. Pero le
tenemos miedo. Y ese miedo esta muy bien descrito por una joven psicóloga
colombiana, Clemencia Correa, quien dice:
"Nos encontramos ante el miedo cotidiano de
nuestras realidades y tememos acercarnos al centro de nuestra vida mas
profunda, aquella a la vez lejana de nuestras propias existencias"
Me da una satisfacción enorme,
después de lo que he dicho, haber encontrado en Colombia una persona capaz de
derivar en estado de alerta. Creo que lo que dice Clemencia resume todo lo que
he querido compartir hoy con ustedes.
Muchas gracias.